¿Puede una dieta saludable reducir el riesgo de Parkinson?
Un nuevo estudio sugiere que comer una dieta saludable en la mediana edad puede estar relacionado con tener menos de los síntomas que preceden hasta 10 años la aparición del Parkinson, principalmente no motores como estreñimiento, somnolencia diurna y depresión, según publica en su edición en línea ‘Neurology’, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología.
“Si bien este estudio no muestra causa y efecto, ciertamente proporciona una razón más para incluir más verduras, nueces y legumbres en su dieta –precisa la autora del estudio, Samantha Molsberry, de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos–. Se necesita más investigación para determinar si una dieta saludable podría retrasar o incluso prevenir el desarrollo de la enfermedad de Parkinson entre las personas que ya tienen estos síntomas anteriores”.
El estudio involucró a 47.679 personas a las que se les preguntó sobre su dieta cada cuatro años a partir de la década de 1980 cuando eran de mediana edad. Luego, en 2012, se les preguntó a las personas si tenían dos afecciones que son comunes en las personas que luego son diagnosticadas con la enfermedad de Parkinson: estreñimiento y un trastorno del sueño llamado trastorno del comportamiento del sueño de movimientos oculares rápidos, que incluye representar los sueños durante el sueño mediante movimientos como agitar los brazos o gritar.
En 2014-2015, se preguntó a 17.400 de los participantes sobre cinco síntomas más que pueden preceder a la enfermedad de Parkinson: pérdida del sentido del olfato, alteración de la visión del color, somnolencia diurna excesiva, dolor corporal y depresión.
Los investigadores examinaron la medida en que las dietas de las personas seguían la dieta mediterránea alternativa, que es similar a la dieta mediterránea pero incluye sólo granos enteros y no considera los lácteos, o el Índice de Alimentación Sana Alternativa. Ambas dietas fomentan el consumo de frutas, verduras, granos enteros, nueces y legumbres y desalientan el consumo de carne roja. Dividieron a los participantes en cinco grupos en función de lo estrechamente que seguían las dietas.
El estudio encontró que las personas con la mayor adherencia a las dietas tenían menos probabilidades de tener tres o más síntomas que preceden a la enfermedad de Parkinson que las personas con la menor adherencia.