La solución para Costa Rica bajo tierra
El país tiene en sus suelos el modo de salir de esta crisis, colaborando con arreglar las finanzas públicas y acabar con la pobreza
Costa Rica sigue afrontando la pandemia, no hablamos de una crisis si no de una real devastación. Ha avanzado y construido una sólida democracia que depara niveles de bienestar dignos de países más ricos y goza de mucho prestigio. Pero ahora todo está en peligro y es inminente el riesgo de retroceder.
La situación económica se ve peor que la de 1982 y la de 1930. Cada vez es más evidente la crisis de liderazgo y de ideas lo que advierte sobre el inminente caos político que podría poner en riesgo los valores y las bases espirituales de la paz, la libertad y la democracia.
La situación exige mucho más que el menú de propuestas actuales. No se ve una solución por las vías fiscal y monetaria. El modelo productivo surgido después de la crisis en la década de los ochenta y el impulso tecnológico posterior no son su6cientes para sostener el gasto público ni para promover un mayor crecimiento.
Urge desenterrar la riqueza, trazar un plan para aprovechar las riquezas de los suelo de crucitas que según estudios geológicos precisos, tendría cerca de $40.000 millones en oro. Un yacimiento de cobre se valora en $7.000 millones, y hay reservas potenciales de hidrocarburos, especialmente gas natural, por sumas cercanas a los $400.000 millones.
El yacimiento cuenta con reservas probadas inscritas en la bolsa en Estados Unidos por un millón de onzas de oro, y hay otro millón que se quedaron en proceso de inscripción. Son reservas probadas. ¡Probadas!, reitero.
Esos recursos serían presupuestados dando prioridad a la atención de la emergencia fiscal y a la reactivación de la economía con programas sociales y créditos blandos a las empresas. Esa es una solución inmediata que cuenta con un incontrovertible respaldo profesional.