¿Dónde está la riqueza de Costa Rica?
Con gran interés leí el artículo “Riquezas minerales en beneficio de toda la nación”, de don Rolando Araya Monge, y sigo sin entender cómo es posible que nos empeñemos en seguir siendo pobres con base en ideologías irracionales que se oponen a la explotación de nuestros recursos naturales.
Como bien lo manifiesta don Rolando y lo han repetido hasta la saciedad los más respetados geólogos del país, el daño ambiental que se genera al explotar una mina de oro -o el que se produce al construir una autopista o levantar una represa que inunda miles de hectáreas- es mínimo en relación con la riqueza producida para los habitantes de la Republica.
Y ni qué decir en cuanto a lo que produce la explotación del petróleo o el gas natural, los cuales, con solo convertir al país en autosuficiente energéticamente, eliminarían la factura más alta que pagamos (la importación de hidrocarburos el año pasado excedió los $1.576,00 millones). ¡Ah, pero ello no es posible porque hay indicios de que los geckos y las salamandras pueden resultar afectados! (lo cual no tiene por qué ocurrir si se toman las previsiones del caso). Para citar un solo caso, el PIB de Catar anda en los $144.000,00, mientras el nuestro en $12.218.oo. (International Monetary Fund, 2016). Y Catar no le cobra a sus habitantes ni un solo dólar en concepto de impuesto sobre la renta. Además, la escuela primaria, secundaria y universitaria son gratuitas para sus ciudadanos, enviando a los más calificados al extranjero para alcanzar títulos que no se imparten en sus universidades. Y, por si lo anterior fuera poco, el Estado les provee casa de habitación a las parejas que quieran formar una nueva familia.
Estoy seguro de que don Rolando investigó el estudio geológico que estimó nuestros yacimientos auríferos en $40 mil millones y el valor de las reservas de hidrocarburos en $400 mil millones. Sería interesante estimar lo que se podría lograr en Costa Rica con recursos como esos. Lo que sí sé es que en relativamente poco tiempo pasaríamos de un crecimiento negativo como ahora a uno positivo y de ser un país de ingresos medios a un país rico y sin necesitar endeudarnos durante los próximos veinte o treinta años.
Como decía Winston Churchill, estamos ante una crisis que no se puede desaprovechar y que tal vez haga entender a algunos de nuestros políticos que el bienestar de los costarricenses está por encima del bienestar de las ranas y los grillos que, dicho sea de paso, no tienen por qué salir perjudicados.
Fuente: Lic. Ricardo Guardia Vázquez – Diario Extra